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Lo bueno, lo malo y lo feo de pagar todo con tarjeta de crédito

Actualizado: 20 mar 2019

Una estrategia seguida por muchos, pero entendida por pocos



Con la popularización del uso de las tarjetas bancarias, la diversificación de los dispositivos para que los comercios acepten este medio de pago y la creciente oferta de recompensas o puntos por usar una tarjeta de crédito, también se ha popularizado una "estrategia" financiera de la cual, personalmente, no soy nada fan.


El famoso "Yo pago todo con mi tarjeta de crédito"

Aunque esta técnica puede parecer sumamente atractiva para incrementar los puntos que la mayoría de los bancos nos ofrecen por usar sus tarjetas, he de decirte que es una estrategia bastante riesgosa y para la cual no sólo deberías ser un experto en el manejo de tu tarjeta, sino también ser un maestro en la administración de tu presupuesto personal.


El gran peligro que corremos al pagar todos nuestros gastos con una tarjeta de crédito, es que podemos llegar a perdernos en el seguimiento real de nuestros gastos y terminar sobrepasando nuestro presupuesto mensual o aún peor, nuestros ingresos totales mensuales.


En pocas palabras, esta estrategia nos puede llevar a gastar más de lo ganamos y sin darnos cuenta.


¿Por qué?


Para entender mejor cómo podemos llegar a engañarnos al usar esta estrategia y gastar más de lo que creemos, debemos recordar el funcionamiento de la tarjeta de crédito.


Cuando tú realizas una compra, ésta se verá reflejada en el mes que corresponda a tu periodo de facturación, el cual pocas veces coincidirá con un mes calendario tradicional (Tu periodo de facturación tendría que iniciar el 1o de cada mes y la fecha de corte tendría que ser el día 30).


Adicionalmente, al estar utilizando una forma de crédito, el banco te proporciona 20 días adicionales a la fecha de corte para que tú realices el pago de lo consumido sin que te cobre alguna penalidad.


Si sumamos estos dos factores, obtenemos que los gastos que tú realizas en un mes, los estarás pagando generalmente hasta el mes que sigue y en algunos casos, dos meses después.


Con esta situación, es fácil que perdamos la pista de lo que realmente estamos gastando en un mes completo para ligarlo con nuestros ingresos. Además, puedo decirte que de las personas que conozco que utilizan esta estrategia, ninguna sabe decirme con certeza cuánto está gastando cada mes (Y eso sí que está de preocuparse).



¿Entonces no uso la tarjeta de crédito?


Aunque en varias ocasiones yo ya me he pronunciado a favor del uso de tarjeta de crédito, siempre aclaro que debe utilizarse con precaución y para fines claros. Es cierto que los bancos últimamente nos ofrecen muchos beneficios para usar sus productos y que es bueno desquitarlos pero, en ningún caso deberíamos acabar en problemas de deudas por querer sacar el mayor provecho a estos incentivos y acabar muriendo en el intento.


Como lo he repetido mucho en todos mis artículos de tarjetas, siempre debes asegurarte de cumplir con dos requisitos para su uso:

  1. Conocer perfectamente su funcionamiento.

  2. Contar con un presupuesto personal y darle seguimiento.

La clave para no acabar endeudadísimos con las tarjetas, será siempre tener la certeza de que lo que gastamos corresponde a un presupuesto previamente elaborado, en el que ya incluimos la totalidad de nuestros gastos y un porcentaje fijo de ahorro.


Para utilizar esta estrategia deberías volverte súper disciplinado con el seguimiento de tus gastos y registrarlos AL MOMENTO QUE LOS REALIZAS independientemente de cuando los pagarás, esta es la única forma en la que estarás seguro de no sobrepasar tu capacidad.



El por qué yo no uso esta estrategia


Aunque mi disciplina en el seguimiento de gastos es bastante buena y siempre me apego a mi presupuesto personal, yo no uso esta estrategia y dudo que en algún momento de la vida lo haga (Dicen que nunca digas nunca, pero casi que aquí sí lo haría), por dos simples motivos:

  1. El uso que doy a mis tarjetas (Sí, tengo 2) es súper específico y generalmente va enfocado a adquirir bienes duraderos, como electrodomésticos o mis seguros anuales, o a promociones que den buenas recompensas, como puntos adicionales por gasolina o viajes.

  2. Psicológicamente, a mi me causa bastante estrés y molestia ver saldos fuertes en las tarjetas y tener que destinar gran parte de mi ingreso mensual a pagarlas. Esto ya es algo muy personal y tiene mucho que ver con mi necesidad de mantener mis finanzas siempre bajo control y sin sorpresas (Dentro de lo posible).

Hace poco leí una frase que se me hizo súper graciosa pero muy acertada para el caso:

Cuando comemos, la sensación de saciedad tarda aproximadamente 20 minutos en llegar al cerebro, lo cual puede ocasionar que comamos de más. Ese mismo efecto se produce al utilizar tarjetas de crédito sobre efectivo.

Pero cada cabeza es un mundo. Aunque yo no sea partidaria de esta estrategia por los riesgos que conlleva, tú puedes escoger el método de pago que te funcione mejor para mantener el control de tu dinero y de tu vida financiera. Lo importante será que, al realizar cualquier compra ya sea en efectivo o a crédito, siempre comprendas todos los riesgos y beneficios que implica cada estrategia y tengas claro el impacto que tiene sobre tu presupuesto mensual.




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